. Y es algo más. SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL |
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Comparto cada palabra en la cita que abre esta entrada, y a lo allí expresado por tan erudito personaje añadiría que practicar la fotografía de paisaje o de cualquier otra disciplina que implique una estrecha relación con la Naturaleza es un privilegio del cual el fotógrafo siempre saca partido. Y el mayor provecho lo saca en lo espiritual, de ese contacto permanente y enriquecedor con las fuerzas naturales, pues esa estrecha comunión con los elementos afina la sensibilidad, despierta los sentidos y los predispone a la más absoluta de las libertades, al más profundo de los respetos.
Siento que la Naturaleza es la esencia de la Creación, el arte de los dioses; por tanto, con Ella me quedo y con Ella me basto. No necesito creer en el dios de ninguna religión inventada por el hombre, ni temo la ira divina por estar en esto equivocado, pues de estarlo, a buen seguro que ese Dios que algunos pretenden antropomorfo, en Su infinita sabiduría, sabrá disculpar mi natural desconfianza hacia aquellos soberbios que dicen hablar en Su nombre por predicarnos su doble moral y ofrecernos su mal ejemplo. Que cada mástil aguante su vela… pero no deja de ser una contradicción y de producir una profunda tristeza comprobar cómo aquellos siervos de Dios que golpean con vehemencia sus pechos por ensalzar Su palabra no pongan el mismo énfasis en preservar Su obra: la Naturaleza.
Este fin de semana he asistido al taller Fotografía y conservación celebrado en el Centro de Educación del Medio Ambiente de la CAM en el Parque Natural de la Font Roja, taller impartido por el prestigioso fotógrafo de Naturaleza Iñaki Relanzón. Todo cuanto he aprendido de Iñaki este fin de semana me reafirma en mi personal visión acerca de los estrechos vínculos entre la fotografía de Naturaleza y su labor como catalizadora del mensaje conservacionista.
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