Hace ya unos meses publiqué una entrada compartiendo mis experiencias con las circumpolares. Desde entonces, he continuado experimentando con esta disciplina de la fotografía nocturna y creo que estoy en disposición de darle una vuelta más.
Resueltos en aquella primera entrada los aspectos básicos sobre la configuración de la cámara (temperatura de color, intervalo de exposición, diafragma, ISO, número de tomas…), me centraré ahora en otras consideraciones más creativas como la iluminación y la composición, dejando lo referente al post-proceso, si se tercia, para una tercera y última entrega.
Consideraciones relativas a la iluminación
Antes de afrontar una circumpolar se debe considerar la necesidad de aportar luz. La mayoría de las veces, la decisión se tomará en función de la posibilidad de iluminar el motivo y/o de la fase lunar, aunque también pueden influir otros aspectos como los compositivos o la conveniencia de realzar una textura y/o de crear una ambientación. Si decidimos tomarla al natural tendremos que ajustar los parámetros de la cámara a las condiciones lumínicas existentes de modo que la fotografía quede bien expuesta sin perder su nocturnidad. Por contra, si decidimos incorporar luz, aparte de lo anteriormente dicho resultará muy conveniente que antes de iniciar la serie ensayemos la iluminación a aportar con el fin de considerar su dirección, ángulo de incidencia e intensidad. Esto resulta especialmente importante si iluminamos con linterna, pues esta fuente de luz -al contrario que el flash- no suele permitir la regulación de su potencia y el ensayo nos permitirá afinar el número de pasadas y la rapidez de estas (no debemos olvidar que trabajamos con sensibilidades elevadas). Ya con todos estos aspectos bajo control, estaremos en disposición de iniciar nuestra serie.
Resulta muy útil conocer que Startrails funciona con máximos de luz y que, para configurar la matriz de píxeles que conformará la imagen final, el programa selecciona aquellos que mayor información presentan a lo largo de toda la serie. Por tanto, si nuestra serie se compone de 40 tomas, bastará iluminar una para que los píxeles que hayan captado nuestra luz –siempre que en el resto de las tomas no reciban otra aportación externa de mayor intensidad– sean seleccionados para conformar la imagen final. Según esto podemos iluminar cualquier toma de la serie, pero hacerlo con la primera nos permitirá un mayor margen de error pues si detectamos que no hemos procedido conforme a lo esperado bastará desechar la foto y comenzar de nuevo. Obviamente, siguiendo este razonamiento, conviene iluminar también la última de un modo diferente a la primera, dado que de esta manera dispondremos de dos iluminaciones diferentes para escoger y/o adicionar.
Para finalizar con las consideraciones sobre iluminación externa valga recordar que, si decidimos bajar la temperatura de color para neutralizar la contaminación lumínica y/o potenciar el azul del cielo, tendremos que iluminar nuestro motivo con una fuente de luz convenientemente filtrada para que éste quede con un color natural.
Respecto de la fase lunar óptima para tomar una circumpolar no me atrevo a pronunciarme con rotundidad. Quizá el plenilunio y los 2-3 días anteriores y posteriores a éste no ofrezcan las mejores oportunidades (buen detalle en el paisaje, pero pocas estelas), como tampoco suelen ofrecerlas los lugares con elevada contaminación lumínica. Por contra, cualquier fase menor al 50% de luminosidad lunar seguramente nos permitirá encontrar un ajuste de cámara con el que obtener unas buenas trazas sin perder detalle en el paisaje. Los días sin Luna en escenarios abiertos suelen resultar complicados. Por un lado obtendremos muchas y muy buenas trazas, pero correremos el riesgo de que el paisaje nos quede sin detalle si no alcanzamos a iluminarlo convenientemente. Considero que si la escena se puede iluminar, o si queremos un contraluz, o si por alguna circunstancia deseamos delegar todo el protagonismo en el cielo, los días sin Luna resultan excelentes.
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Comparativa entre circumpolares tomadas en dos fases lunares radicalmente opuestas (plenilunio/novilunio) |
Consideraciones básicas relativas a la composición
Antes de iniciar la serie merece la pena realizar un ejercicio de imaginación e intentar vislumbrar el resultado. Debemos considerar que el “ojo” de la circumpolar tendrá un protagonismo enorme dentro de la composición y es casi seguro que esta circunstancia nos condicionará a la hora de distribuir los pesos en la toma.
Al respecto del protagonismo que cobrará la circumpolar estimo necesario incidir sobre la conveniencia de ajustar una temperatura de color “neutra” que respete el colorido de las estrellas (4000-4400K). Si las estrellas tienen su propio color (blancas, azules, naranjas), siempre será un valor añadido que nuestra imagen lo respete. A este respecto, si nuestra localización esta muy afectada por la contaminación lumínica tendremos que llegar a una decisión de compromiso entre respetar el color de las estrellas o bajar la temperatura de color para neutralizar la contaminación lumínica y/o azular el cielo. También hay que considerar que el color puede desvanecerse e incluso desaparecer si sobreexponemos o realizamos un procesado un tanto agresivo.
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La Polar se situó en la intersección de dos líneas de fuerza |
Regresando sobre el protagonismo que adquirirán las estelas en nuestra composición y, fundamentalmente, el peso que tendrá el ojo de la circumpolar, debemos tratar de componer teniendo bien presente esta circunstancia. Quizá podamos trazar una diagonal que conecte la Polar con nuestro motivo terrestre o, también, crear un triángulo que atrape el interés del espectador, o un reflejo, o un contraluz, o una simetría… En alguna ocasión podemos intentar reforzar la presencia de un elemento o de una singularidad en el paisaje situando sobre él la estrella Polar (también detrás o en las inmediaciones, sobre el eje vertical). Si optamos por esta posibilidad, deberemos tener muy presente que igual desequilibramos los pesos de nuestra composición, sobre todo si no es precisamente esto lo que buscamos. Asimismo, debemos considerar que si el motivo terrestre carece de identidad correrá un grave riesgo de ser engullido por la vorágine circumpolar.
Efectos “indeseables”
Distorsiones
Generalmente, las circumpolares suelen tomarse con un objetivo gran angular. Debemos considerar que cuando empleamos una focal muy corta la imagen tiende a “esferizarse”, efecto que se traduce en el “ovalamiento” progresivo de las trazas de la circumpolar conforme éstas se alejan del centro de la lente. La distorsión se acentúa conforme más corta sea la focal, acusándose en los bordes de la lente y, sobre todo, en las esquinas. Si a una focal muy reducida unimos una circumpolar muy esquinada, el ovalamiento de las trazas alrededor de la Polar se hará evidente, apareciendo en mayor o menor grado en función de la calidad del objetivo.
De este modo, si a una focal muy corta y a una Polar un tanto esquinada añadimos un ligero contrapicado, el grado de ovalamiento que obtendremos en nuestra circumpolar, posiblemente, no sea de nuestro agrado.
Estos efectos “indeseables” está bien conocerlos de antemano; de este modo podemos evitarnos un disgusto o, por qué no, provocarlos si vienen al caso de nuestra composición.
Ghosting
Recuerdo que cuando comencé a hacer fotos por la noche, huía de las nubes como de la peste. Ahora, sin embargo, es un regalo verlas correr por el cielo e incluso no me importa que la noche esté completamente cubierta.
Hablando de circumpolares, unas nubes circulando sobre la cumbre de una montaña pueden venir bien para romper la monotonía de un cielo arrasado, o para crear una nota de color y/o de contraste. Incluso podemos conseguir un efecto muy interesante si una masa nubosa compacta entra en nuestro encuadre y/o lo atraviesa. Sin embargo, las nubes y las series circumpolares no siempre se llevan bien…
Obviamente, con un cielo densamente cubierto no hay circumpolar que valga y, en mi opinión, tampoco la hay cuando las nubes atraviesan dispersas nuestro encuadre. Cuando esto sucede, la nube aparece repetida en cada foto de la serie, creando un extraño patrón que a mi parecer la echa a perder. No voy a explicar por qué se produce este efecto; eso lo dejo para que lo discurra quien lo sufra (es importante tener algo con qué entretenerse durante la captura de una serie circumpolar). Sólo daré una pista: el efecto no se produciría si tomásemos nuestra circumpolar de una sola tacada, o lo que es lo mismo, el efecto se produce por razón de la serie.
Ejemplo a modo de síntesis
Ajustes
La circumpolar de la izquierda se tomó tres días antes del plenilunio de junio con los siguientes ajustes:
Nº exposiciones (luz + oscuras) | 29 + 11 |
ISO | 800 |
Tiempo de exposición | 74 sg |
Apertura | f 5.6 |
Temperatura de color | 4100K |
Focal | 12 mm |
Sobre la conveniencia o no de realizar tomas oscuras debe decirse que una adecuada exposición permite mejorar mucho la relación señal/ruido. Hay quienes prefieren no tomarlas porque combinan una correcta exposición con un sensor que genera poco ruido a sensibilidades elevadas. Para quienes no poseemos equipos profesionales, tomamos fotos durante las calurosas noches del verano o, simplemente, preferimos asegurar nuestra serie, las tomas oscuras son una garantía de una foto con muy poco ruido. En la imagen que nos ocupa decidí incluir 11 tomas oscuras por los tres motivos aducidos anteriormente. De hecho, en todas mis series circumpolares incluyo tomas oscuras, aunque haga un frío que pela.
Sobre los ajustes realizados decir que la temperatura de color se fijó de modo que las estrellas conservaran sus tonalidades y que la ISO, el tiempo de exposición y la apertura se fijaron en función de la luminosidad lunar sin importar que la toma quedase un tanto “diurna”. En otras condiciones lumínicas, haber optado por una ISO 1600 y una apertura F 4.0 habría comportado una cantidad de estrellas notablemente mayor; con una Luna tan fuerte, pienso que no valía la pena comprometer el enfoque del primer plano en aras de conseguir un puñado más de estrellas.
Iluminación
Decidí tomarla al natural aprovechando la luminosidad de la Luna. Aún así, mientras la serie se completaba cambié de opinión y decidí probar a iluminar de rojo el interior de la acequia en la última foto, aunque finalmente me decidí por esta versión más convencional.
Composición
El encuadre se analizó durante el día, pero no se concretó hasta conocer la posición exacta del ojo de la Polar. La intención era que la acequia encauzara la mirada del espectador y la paseara hasta el despoblado morisco de Benillup y, a su vez, que la inercia la llevara directamente hasta el ojo de la Polar aprovechando la prolongación imaginaria del trazado de la acequia.
Por otra parte, la Polar se situó de modo que la toma final estuviera equilibrada. Haber ladeado el ángulo de incidencia buscando un arranque más esquinado de la acequia hubiera comportado una distribución completamente diferente y descompensada de los pesos, amén de haber incluido otros motivos que no deseaba. Asimismo, el cielo y la tierra se reparten el espacio a partes iguales, y el ojo de la Polar, la casa y la derivación de la acequia quedan en un mismo eje vertical.
En este caso, tanto la traza de la acequia como el formato vertical confieren un valor añadido: la profundidad.
Pese al esfuerzo compositivo realizado, seguramente la imagen hubiera funcionado mejor con menos elementos: el despoblado –motivo principal de la foto– está de más, pues la traza curva de la acequia nos conecta directamente con la parte superior de la imagen, llevándonos de la mano hasta el ojo de la Polar.
Efectos “indeseables”
Finalmente, dejar constancia del inoportuno paso de unas nubes dispersas que, pese a aportar una interesante nota de color al reflejar la contaminación lumínica, provocaron un fenómeno de ghosting que desmejoró el resultado final. De hecho, para que éste no fuese tan evidente, tuve que eliminar varias fotos de la serie que invalidaban del todo la imagen. Ni la acequia, ni el despoblado, ni la Polar van a moverse de allí, de modo que no tardaré mucho en regresar para tratar de redondearla.
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Es muy posible que esta entrada contenga algunos errores y, con toda seguridad, habrán quedado fuera algunos aspectos sobre iluminación y composición que sería interesante compartir. Si alguien detecta algún error y/o desea compartir su experiencia al respecto de la “fotografía circumpolar” le animo a que deje su comentario.
Enlaces relacionados
- Circumpolar en l’Encantà (Primera entrega de la serie circumpolar)
- Foto-blog (025): Rumbo Norte (Cómo encontrar la Polar)
- Mízar y Alcor, al-Kanesiyya y el intérprete de los deseos (La Osa Mayor en la mitología árabe)
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