22/02/2013 – Foto-blog (263): El balcón de Cenicienta

Debo reconocer que esta foto me trae loco, y que pese a todo el trabajo y la planificación que le he dedicado el resultado no me gusta nada de nada. Y no me gusta por una razón muy simple: porque la torre carece de textura y va muy justita de volumen. Todo lo demás queda en su sitio o al menos conforme yo quería: la Luna sobre la torre, centrada, moruna, cenicienta, ocupando el vértice de un hipotético triángulo, las tenues nubes envolviéndola, misteriosas, y las estrellas puntuales, acompañándola. Para mí supone un reto parirla como la imagino, y no quiero arrojar la toalla sin intentarlo. Pero el problema se las trae porque, en esencia, se trata de un rompecabezas donde la iluminación artificial y la contaminación lumínica –entre otros contratiempos que ahora explicaré– juegan en contra.

263 - El balcón de Cenicienta

Título / Localización

El balcón de Cenicienta / Torre de l’Illeta (El Campello)

Fecha / hora de la toma

13/02/2013 / 21:01h

Cámara

Canon EOS 60D

Objetivo

Sigma AF 70-300/4.0-5.6 DG APO Macro
Canon EF-S 10-22/3.5-4.5 USM

Tiempo de exposición

178 sg

Diafragma

F 8.0

ISO

200

Distancia focal

300 + 14 mm

Observaciones

Filtro B+W ND 1.8 MRC F-Pro
Temporizador
Doble trípode

Comentarios

Doble exposición in situ. Resuelta en un solo archivo

Los lunáticos habrán entendido a la primera el título; para los demás, decir que lo de Cenicienta viene a cuenta del término luz cenicienta, que es como se conoce a la tímida luz que ilumina el disco lunar no bañado por el Sol durante los días inmediatamente anteriores y posteriores a la Luna Nueva

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el campello logo (2)La torre de l’Illeta es la imagen turística de El Campello, todo un símbolo. Forma parte del escudo municipal y es el elegante logo que el Ayuntamiento emplea para su promoción institucional. Es también lugar destacado en las fiestas patronales, pues sobre ella tienen lugar las embajadas y a sus pies se produce el desembarco de las huestes de la media Luna y la consiguiente batalla de arcabucería. Quizá sea por todos estos motivos de peso que la torre de l’Illeta se ilumina todas las noches con 8 potentes focos. Sin embargo, la luminarias de vapor de sodio arrojan sobre el monumento un chorro de luz de tonalidad anaranjada que –al menos bajo mi particular punto de vista– resulta muy poco favorecedor. El caso es que el fotógrafo nocturno se las ve y se las desea para domar semejante derroche de luz, pues los 8 focos iluminan directamente el monumento desde todas las direcciones, aplanando la foto como un sello. Por si esto no fuese suficiente dificultad, la fuerte dominante naranja obliga a ajustar la temperatura de color por debajo de los 2800K, y aún así se hace necesario un re-ajuste posterior mediante software para darle un aspecto más natural.

El caso es que he decidido incluir una foto de esta torre en una exposición fotográfica que en breves fechas inauguraré en la Casa de Cultura de El Campello y no quiero que mi foto de la torre parezca un cromo. Así, con la intención de mostrar su mejor cara me acerqué un día a estudiar posibles encuadres, y aún recuerdo el chasco que me llevé, pues los tendidos eléctricos y telefónicos y el prehistórico cuartel de la Guardia Civil que la escolta malogran cualquier atisbo fotográfico. Pocas, muy pocas opciones tiene el fotógrafo para sacar una foto limpia del monumento entero, tan pocas que solo encontré una: aproximarse a escasos cinco metros. La proximidad a la torre obliga a emplear un gran angular y a realizar un contrapicado de esos que deforman sobremanera las líneas, de modo que me fui desencantado, dado que no era aquella la foto que pretendía hacer.

Hasta que un día descubrí una fantástica foto de mi amigo Námor Pastor en su blog personal, titulada Lucero y yo.

Lucero y yo fue concebida mediante una complicada técnica que, en esencia, consiste en generar una doble exposición en un solo archivo fotográfico. La técnica en cuestión la experimenté en su día con una foto que titulé Hisn Burbunjan, con resultados poco satisfactorios, pues para la obtención de la misma empleé un teleobjetivo 70-300 que no se ajustaba a las necesidades focales del motivo. El resultado habría sido bastante diferente de haber dispuesto de un 28-200, pero no iba a comprar un objetivo todoterreno para hacer una sola foto. Sin embargo, Lucero y yo abría una puerta a la esperanza al demostrarme que nada malo le sucede a una cámara si cambiamos correctamente de objetivo mientras hacemos una foto (en su día lancé la pregunta en un foro de fotografía y los expertos me lo desaconsejaron, vamos que era una temeridad, que podía producirse un fallo eléctrico y me podía quedar sin cámara). Cierto es que cambiar de objetivo mientras se expone una fotografía no es una tarea sencilla ni exenta de riesgos para los objetivos y la integridad del sensor, pero demostrado queda que puede hacerse.

_MG_4643-1La posibilidad de cambiar de objetivo durante la toma me ofrecía una posibilidad, y una noche soñé que la torre iniciaba un diálogo con la Luna, que sus líneas convergían hacia el plenilunio como si quisieran alcanzarlo. Pasar de la idea a la realidad me llevó unos días, y el primer plenilunio que vino me planté frente a la torre dispuesto a materializar la foto. Fue aquel día cuando descubrí que la iluminación del monumento aplanaba del todo la torre, de modo que realicé una gestión con los servicios municipales para solicitar que una noche no se conectara la iluminación hasta las 23:00h. Pero la cosa tampoco mejoró al fotografiar el monumento con los focos apagados, pues las farolas del cercano puerto de El Campello también arrojan luz de tonalidad naranja sobre la torre, con tanta intensidad que ni con la ayuda de un flash ni con una linterna pude contrarrestarla. Incluso podría decirse que la cosa había empeorado, porque la diferencia entre exponer con la torre iluminada o sin iluminar implicaba que el edificio del cuartel adosado a la torre apareciese en la foto o quedase totalmente oscuro. Analizando ambas fotos pude constatar las ventajas y los inconvenientes de disparar con iluminación o sin ella, de modo que creo tener una nueva y última oportunidad de realizar la foto como la imagino si combino ambas situaciones, esto es, aprovechando la iluminación directa, aunque de manera controlada. Ya os contaré, si es que lo consigo…

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Siempre he sido de la opinión que la fotografía –como cualquier otro modo de expresión artística– puede y debe servir para mejorar nuestra sociedad, ayudando a preservar los recursos naturales o a conservar el patrimonio histórico-artístico, entre otras muchas utilidades. Es por esto que quisiera aprovechar la ocasión para expresar mi opinión acerca de la iluminación de la torre y del estado de su entorno próximo, así como ofrecer alguna propuesta en aras de minimizar un problema que, aunque menor, es evidente.

Ya he comentado el tipo de luminaria empleada y la contaminación lumínica y visual que padece el enclave. Estimo que la iluminación mejoraría mucho si se reemplazaran las actuales lámparas de vapor de sodio por otras más modernas y de mayor eficiencia energética como las de tecnología led. Con este cambio se mejoraría mucho el aspecto nocturno del símbolo turístico del municipio y, fundamentalmente, se produciría un notable ahorro energético (x4) que repercutiría directamente en las arcas municipales, amén de contribuir a reducir la contaminación lumínica sobre los cielos nocturnos que tanto desorienta a las aves en sus movimientos migratorios. La iluminación tipo led podría proyectarse para destacar ciertas partes del monumento como las ventanas y las arcadas superiores, conforme se ha hecho a mayor escala con el Alcázar de Toledo.

Respecto del estado del entorno próximo, estimo que urge la redacción de un proyecto para soterrar los tendidos eléctricos y telefónicos, así como para eliminar los postes que los sostienen. Se trataría de un proyecto bien sencillo y económico, que se amortizaría a corto/medio plazo sólo con el ahorro energético que generaría, y que produciría un impacto visual muy positivo sobre un enclave que es la imagen turística del municipio y el centro de atención de las fiestas patronales y de las gentes que visitan El Campello.

Por último, y al respecto del estado de conservación del cuartel de la Guardia Civil y su interacción con el monumento, poco puede hacer el Ayuntamiento más que solicitar al Ministerio del Interior que proceda a su demolición y a su consecuente traslado, ofreciendo la permuta de dicho terreno por otro de propiedad municipal. El edificio actúa como una importante barrera visual que impide las vistas directas al mar desde el entorno de la torre, además de presentar un lamentable aspecto, tanto por su deplorable estado de conservación como por la ausencia de estética alguna en sus líneas arquitectónicas, circunstancias que en nada ayudan a fomentar la imagen turística de El Campello.

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2 comentaris a “22/02/2013 – Foto-blog (263): El balcón de Cenicienta”

  1. I unes mantes damunt de cada foco, per a anar jugant amb elles durant l'exposició??
    I una altra, aquesta encara més de pardillo: La lluna tan gran, és cosa del gran angular? perquè jo tan prop de la torre, com no la faça créixer amb el photoxop… m m!

  2. Rafa, mantes no, però uns cartons era el que tenia previst per a deixar sols un foco frontal i tots els que iluminen a contrallum.
    Lo de la Lluna tan gran t'ho explicaràs si mires les dades de la foto, que per això les posse, eu. He canviat d'objectiu mentre es feia la foto, ahí està la gràcia i la dificultat.

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