A mi Señora la Sultana, honorable, apoyada por Dios, victoriosa, universal, bendita, la Reina, esposa de nuestro Señor el Sultán, el apoyado por Dios, vencedor, rey de los cristianos y del Sharq al-Andalus. Vuestro siervo y sirviente, que besa vuestras benditas y honradas manos, Muhammad ibn Hudayl, conocido por Al-Azraq. Un saludo noble, sincero, bueno y bendito a vuestra noble majestad. La bendición de Dios, ensalzado sea, y su misericordia sea con Vos.
La carta os llega desde el castillo de al-Qal’a, protéjalo Dios, ensalzado sea. Entre lo que es necesario que os informe está que llegó a mí vuestro siervo y fiel sirviente don Joan de Mora (dûn Yûwan di Mûra), vuestro vasallo, con una carta de nuestro señor el Sultán, protéjalo Dios. La leí y supe la sinceridad y cuidado que hay en ella, así como guarda, atención y orden de que os mande mensajeros.
Me puse en acción y a nombrar mensajeros a Vos, según lo que fuera mejor, si Dios quiere. Os enviamos a nuestro fiel pariente e hijo de mi tía materna Abu al-Hasan ibn Hudayl, y el qaid (alcaide) excelso, honorable, elevado, perfecto, virtuoso, Abu al-Qasim ibn Hilal, y el qaid Abu Amr Utman ibn Sahl, hónrelos Dios.
Este siervo os ruega que sean honrados y protegidos ante Vos y que en vuestro país estén bajo vuestra guarda al ir y volver, para que Dios cumpla lo que sea mejor, si Dios quiere. He encargado a mi hombre de confianza, el qaid Abu al-Qasim, para que tome vuestra mano y, en mi nombre, la bese. Le encargué lo que os debe decir; así pues, confiad en él, pues habla por mi y lo que os proponga, yo lo expongo. Dios, ensalzado sea, ofrezca lo mejor, si Dios quiere. Esto es lo que debéis saber.
La paz sea sobre vuestra excelsa majestad y la misericordia de Dios y su bendición.
Se escribió el cuarto día del mes de dû-l-Hiyya, año 647 (10 de marzo de 1250)
La carta a la reina Violante se redactó como respuesta a una misiva real previa, lo que parece significar que a principios de 1250 se gestaba un periodo de tregua entre las huestes de Jaime I y los partidarios del wazir al-Azraq. El envío de mensajeros demuestra que había intención de negociar, posiblemente porque el monarca aragonés ya había comprendido que la fuerza de sus huestes no bastaba para derrotar a un correoso al-Azraq parapetado en tan abruptos territorios. El envío de misivas pudo ser una constante durante este periodo y es muy posible que la última tuviese lugar un año más tarde, con motivo de expresar las condolencias por el fallecimiento de la reina consorte. Así, con la muerte de la reina Violante en octubre de 1251, al-Azraq perdió un intermediario importante y puede que fuese a partir de 1252 cuando el wazir buscó nuevos aliados en la corte de Alfonso X, yerno de Jaime I y nuevo rey de Castilla.
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